Por Diego García, lector y colaborador del blog
Mercedes Paz y Pablo Albano jugaron la final en el flamante Arthur Ashe. |
En 1997 el Us Open inauguraba su nuevo estadio, el
Arthur Ashe Stadium, dejando atrás el glorioso Louis Armstrong, court que
albergó, entre otros, el gran triunfo de Gaby Sabatini en 1990.
Los americanos no iban a perderse la oportunidad de
festejarlo a su manera y fue así que todos los ex campeones del torneo fueron
invitados a una fiesta que incluyó fuegos artificiales y recital en vivo de
Whitney Houston. Allí estaban Graf, Navratilova,
Evert, Lendl, Becker, Edberg, B.J.King, y por supuesto el gran Guillermo Vilas
y Gabriela Sabatini entre otros.
Por aquel año, el tenis argentino se encontraba en
transición, ya sea el femenino como el masculino. Sabatini hacía poco tiempo
había “colgado la raqueta” por lo que Florencia Labat se había convertido en la
abanderada argentina en cuanto al tenis femenino. A tal punto, que ese año,
realizaría una gran actuación en el abierto norteamericano llegando a los
octavos de final.
Pero también habría una grata sorpresa en aquel
torneo para los argentinos en la especialidad de dobles. Mercedes Paz junto a
Pablo Albano producirían una loable actuación, premiando, quizás, un gran
cierre de carrera para la tucumana, ya que al año siguiente se retiraría del
circuito profesional.
La prueba de dobles mixtos no suele ser tenida muy en
cuenta por los tenistas, algunos pocos se le animan, por distintas razones, y
otros, directamente, prefieren obviarla. Generalmente los que se dedican a la
especialidad de dobles, suelen desenvolverse en el mixto también.
En aquel torneo “Mecha” Paz y Albano decidieron unir
fuerzas y probar qué sucedería. Ambos, siempre, se desenvolvieron bien en
dobles con diferentes compañeros/as y si bien, en esta ocasión, confiaban en sus
fuerzas el cuadro se les presentaba harto difícil.
El primer obstáculo parecía, a priori, el más
accesible y con gran coordinación y buen plan de juego derrotaron a la dupla
Wild/Broad 6-3, 6-4.
La próxima rueda parecía marcar la posible despedida
de los argentinos, allí los esperaban los hermanos checos Suk/Sukova campeones
de Wimbledon aquel año en la especialidad de mixtos.
Sin embargo las sorpresas tomaron por asalto Nueva
York y Mecha y Pablo lograrían una valiosa victoria por 7-6 (7-5),6-3. Dicha actuación
los colocaba en los cuartos de final de la especialidad y la gran manzana
parecía querer envolverlos en su magia y encanto.
Pero ellos no eran los únicos argentinos que
intentaban hacer de las suyas en la capital del mundo, otra argentina, Patricia
Tarabini, junto a la española Conchita Martínez no se querían quedar atrás y su
desempeño en el dobles femenino secundaba lo que Paz y Albano venían
realizando en los mixtos. Con esfuerzo y cumpliendo destacadas actuaciones
lograron llegar también hasta los cuartos de final, pero allí terminarían sus
aventuras, ya que Conchita sufría de una lesión en su espalda que no les
permitió concluir su encuentro contra Hingis/Sánchez Vicario cuando éstas les
ganaban 4-0.
Así, con Tarabini eliminada y con Labat (arribando
hasta los octavos de final en el single femenino cayendo contra Martina Hingis)
Mecha Paz y Albano quedaron como los únicos representantes de nuestros país en
pie.
Los cuartos de final marcaban que la dupla argentina
debía enfrentar a los 3ros. preclasificados del torneo: el ruso Andrei
Olhovskiy y la latona Larissa Neiland.
Pero como siempre sucede en este tipo de eventos, la
suerte, a veces, juega un papel fundamental y Nueva York les daría a los
argentinos un guiño importantísimo. ¿Cuál?... que los rivales no se presentasen
por lesión de la letona Larissa Neiland.
De esta manera Paz y Albano se ubicaban
automáticamente en las semifinales del torneo a la espera, ahora, de los
primeros preclasificados: los norteamericanos Lisa Raymond y Patrick Galbraith.
Para Mercedes era igualar algunas de sus mejores
performances en la especialidad, como haber sido semifinalista en el mismo Us
Open en el año 1991 con la soviética Leila Meski, o con Gabriela Sabatini en
Roland Garros de aquel año también. Alcanzar una final de Grand Slam era uno de
sus mayores sueños.
El partido semifinal fue organizado para jugarse en
el Grand Stand, el tercer estadio en importancia a partir de la apertura del
Arthur Ashe. Había bastante público para aquel partido y Mercedes y Pablo
salieron a jugar sus chances plenos de confianza, pese a la envergadura de sus
rivales, que vale recordar, eran los defensores del título.
Tras quebrar el servicio de Raymond en cuarto juego
del primer set, los argentinos conservaron esa ventaja y lograron el primer
parcial por 6-4. En el siguiente, el break se produjo en el séptimo juego y
Albano perdió la posibilidad de ganar el partido en el décimo game. Llegaron al
tie-break. Cuando todo se encaminaba hacia un desenlace en tres sets, los
tenistas de nuestro país volvieron de un 1-6 para ganar y quedar a un paso de
entrar en la historia del tenis. Así el marcador final marcaba el triunfo para
la dupla argentina por 6-4, 7-6 (8-6).
Mercedes confesaba: “Llegué a Nueva York con la idea de que podía ser mi último gran
torneo, y cuando perdí en la qualy de singles lo pensé más todavía. Pero ahora
no sé, llegar por primera vez a la final de un Grand Slam es una de las mayores
alegrías de mi carrera”.
Mientras Pablo agregaba: “… esta alegría es una de las más grandes del año… nos dimos cuenta de
repente, cuando avanzamos a las semifinales, de que podíamos ganar. Nos tomamos
esto muy en serio y estamos a punto de entrar en la historia. Éste fue, por
lejos, el mejor partido de mecha desde que jugamos juntos”.
La gran manzana no dejaba de sorprender a estos dos
argentinos que iban por uno de sus mayores logros deportivos. Según dicen,
quienes han tenido la maravillosa posibilidad de concretarlo, no existe cosa
más excitante y maravillosa que jugar una final de Grand Slam, ya sea en la
especialidad que sea. Es algo que no ocurre todos los días, por lo que Mercedes
y Pablo eran consientes de semejante oportunidad. ¿Cómo vivirían dicha final?
¿Entrarían nerviosos a jugar? ¿O por el contrario irían a disfrutarla como
nunca? ¿Nueva York jugaría a ser el duende al cual convocar ante la mínima
dificultad? ¿Cómo dos profesionales venidos del sur del mundo lograron realizar
lo que hicieron ellos? ¿Cuántos lo han hecho allí? ¿Cómo sería jugar la
mismísima final en el reciente inaugurado estadio Arthur Ashe?!!
Sus rivales serían los segundos preclasificados, la
holandesa Manon Bollegraf y el norteamericano Rick Leach. Ambos venían de
obtener aquel año el abierto de Australia en la especialidad, además de ser
eximios doblistas con varios títulos en su haber en la especialidad.
La empresa, a priori, se veía muy difícil, pero aquel
día, bajo un cielo completamente despejado, aunque con bastante viento, los
primeros sorprendidos serían Bollegraf/Leach. Mercedes y Pablo salieron con
todo a jugar “su” final y de entrada ya habían quebrado el saque de Leach con
lo que manteniendo la ventaja, más otro quiebre a Bollegraf lograron quedarse
con el primer set por 6-3.
Albano no dejaba de “asistir” a Mecha, cruzándose
cuando podía, mientras Mercedes no le iba en zaga, sorprendiendo a Leach
constantemente.
El título parecía estar en sus manos, más aún, cuando
al comienzo del 2do set quebraron nuevamente el servicio de Leach colocándose
arriba en el marcador por 2-0. Sí lograban mantener ese quiebre, el campeonato
y toda la gloria sería para ellos.
Pero la pareja holandesa-norteamericana no era una
dupla improvisada y sin experiencia, entraron a cargar el juego sobre Mecha y
allí el encuentro se equilibró. Pablo pareció sentir el impacto y la presión
por tratar de cubrir a su compañera y eso hizo que los errores entraran en
escena en la pareja argentina. Eso derivo en una pérdida del servicio por parte
de Albano y otro por el lado de Mercedes que les permitió a sus rivales alzarse
con el segundo set por 7-5.
Set iguales y a desempatar la gran final en un tercer
y definitivo set.
La paridad no podía ser mayor, cada jugador mantuvo
su saque. Bollegraf y Leach sentían que habían resurgido de una situación
difícil, mientras Paz y Albano, pasado el shock de perder el parcial anterior,
volvieron a complementarse muy bien.
Era imposible determinar quien ganaría aquel
encuentro, pareció en un primer momento que sería para los argentinos, cuando
le rompieron el servicio a Bollegraf y mantuvieron esa ventaja hasta que
Mercedes sirvió 6-5 y sacaba por el campeonato.
La tensión era mucha y eso hizo que rápidamente
perdiera su servicio y todo se definiría en el Tie-Break. Allí la mayor
experiencia de sus rivales hizo que prevalecieran por 7-3 por lo que el tablero
del estadio sentenciaba un 3-6, 7-5 y 7-6 para Bollegraf/Leach y su segundo
Grand Slam de la temporada.
Para Mecha y Pablo quedaba la bronca de haber estado
tan cerca, sin embargo en la entrega de premios no dejaron de sonreír y
abrazarse mutuamente. Íntimamente, sabían que habían ofrecido lo mejor de sí,
más no podían dar. Dejaron el alma en el court central de Flushing Meadows e
hicieron entrar al tenis argentino, como otros tantos compatriotas, en la
historia del tenis nacional.
Finales de Grand Slam no se juegan todos los días y
que mejor obsequio que arribar a una para cerrar una carrera brillante como la
de la tucumana Mercedes Paz.
En lo alto del estadio un grupo de argentinos hacía
flamear la bandera argentina, que parecía mimetizarse con el firmamento, Pablo
y Mercedes no dejaban de observarla porque, quizás, en sus corazones hayan
sentido la incomparable sensación de sentirse campeones a pesar de la derrota.
Pues, entonces, ¡Felicitaciones “campeones”!
- Fuente bibliográfica: Diarios La nación, Olé, Popular. Revista Tennis magazine, Francia, número 259.
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