"Viernes, 27 de Julio de 2012. Uno de los días más felices de mi vida. No hay intereses, ni plata, ni odio. Solo ilusión y Paz", escribía durante el desarrollo de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres una conmovida Paola Suárez en su twitter, contagiando de inmediato toda su felicidad a sus más de 10 mil seguidores que quizás recién, justo en ese momento, tomábamos dimensión de lo conseguido por la pergaminense en estos casi seis meses.
Un momento muy especial sin dudas para Paola, que con 36 años logró clasificarse al evento deportivo más importante del planeta gracias a su talento, esfuerzo y notable profesionalismo para encarar este desafío olímpico.
Medallas al margen, Paola ya ganó, eso está claro. Después de casi cinco años fuera del circuito, con poco más de 10 torneos disputados y una compañera con la que no había jugado nunca, la clasificación a un Juego Olímpico, el sueño de la mayoría de los deportistas, es un premio grande. Para ella, por supuesto, pero también para todos los que seguimos el tenis femenino argentino y la fenomenal carrera de Suárez, que sólo sentimos emoción, orgullo, alegría y agradecimiento por esta vuelta de La Negra al tenis profesional.
Y qué comentar de Gisela. La tigrense, con osadía, invitó a su ídola y amiga a un reto sumamente arduo. Y su atrevida propuesta tuvo un gran sentido, no sólo por el destacado regreso de Paola, sino por ella, que logró ingresar a su tercer evento olímpico, una cita que la encuentra más madura, ya casada y con la capacidad de disfrutar intensamente momentos especiales de su carrera, como lo fue la ceremonia de ayer, sobre la que expresó: "¿Qué puedo decir? Sin palabras....impresionante todo, día inolvidable!!!!!"
Un momento muy especial sin dudas para Paola, que con 36 años logró clasificarse al evento deportivo más importante del planeta gracias a su talento, esfuerzo y notable profesionalismo para encarar este desafío olímpico.
Medallas al margen, Paola ya ganó, eso está claro. Después de casi cinco años fuera del circuito, con poco más de 10 torneos disputados y una compañera con la que no había jugado nunca, la clasificación a un Juego Olímpico, el sueño de la mayoría de los deportistas, es un premio grande. Para ella, por supuesto, pero también para todos los que seguimos el tenis femenino argentino y la fenomenal carrera de Suárez, que sólo sentimos emoción, orgullo, alegría y agradecimiento por esta vuelta de La Negra al tenis profesional.
Y qué comentar de Gisela. La tigrense, con osadía, invitó a su ídola y amiga a un reto sumamente arduo. Y su atrevida propuesta tuvo un gran sentido, no sólo por el destacado regreso de Paola, sino por ella, que logró ingresar a su tercer evento olímpico, una cita que la encuentra más madura, ya casada y con la capacidad de disfrutar intensamente momentos especiales de su carrera, como lo fue la ceremonia de ayer, sobre la que expresó: "¿Qué puedo decir? Sin palabras....impresionante todo, día inolvidable!!!!!"
Valor y fortaleza en la decisión de Gisela y Paola. En una aventura que conllevaba un gran riesgo, las argentinas abrazaron su deseo, superaron el desafío y se ganaron un lugar sólo reservado para los más grandes del deporte, para dos número uno, como ellas.
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