Cuando se cumple un nuevo aniversario del título conseguido por Mariana Diaz-Oliva en el "Internazionali Femminili di Tennis di Palermo", y motivado por haber logrado su foto con la copa que busqué durante años, me pareció importante destacar aquella actuación inolvidable de Mariana en la temporada 2002.
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Emoción. Mariana y su galardón en Palermo. Uno de los mejores días de su carrera. |
Ganar un trofeo WTA, y más aún en singles, no es una tarea simple. Muchas jugadoras destacadas del circuito completan sus carreras sin poder alcanzarlo. Desde el caso conocido de la ex top ten rusa Anna Kournikova hasta ejemplos más cercanos como las queridas Florencia Labat, Inés Gorrochategui, Patricia Tarabini o Bettina Fulco, demuestran que muchas veces el talento y el esfuerzo no se premian con un título individual del circuito grande.
Sin embargo, el 14 de Julio de 2002, 12 años atrás, Mariana Díaz-Oliva encontró la recompensa perfecta a tantas temporadas de lucha y sacrificio. En la final del certamen siciliano, la argentina derrotó por 6-7 (6) - 6-1 y 6-3 a una por entonces juvenil rusa Vera Zvonareva (ya 84ª del ránking, 5ta. favorita y que venía de alcanzar octavos de final en Roland Garros) para conquistar su primer título WTA en su segunda final del tour tras Bol 2001.
"Llegué a Palermo con la confianza bastante baja y con la presión de que si no llegaba a semi, jugaba qualy del US Open. Mi entrenador en ese entonces era Daniel Pereyra, que decidió no ir, por lo que estaba sola esa semana. Fui de menor a mayor, sintiéndome cada vez con más confianza. Saqué bien, buscando pegarle más a los primeros saques y jugar ofensiva", recuerda la protagonista junto a Tenistas Argentinas.
"La final contra Zvonareva estuve 5-2 arriba en el primer set y desaproveché varios set points por nervios y cuando perdí el primer set 7-6, con tanto calor que hacía, me sentí muy cansada y pensé que la única manera de darlo vuelta era saliendo a atacarla y metiéndome más adentro de la cancha y yendo a la red. Gané los dos siguientes sets siendo muy ofensiva, y realmente fue uno de los momentos más emotivos de mi carrera. Yo soñaba con ganar un título desde el año anterior que había perdido la final en Bol 6-4 en el tercero. No me imaginé que iba a ser esa semana..."
Jugadoras históricas como Mary Pierce, Anastasia Myskina, Dinara Safina, Sara Errani, Sandrine Testud, Irina Spirlea, Patty Schnyder y Flavia Pennetta se encuentran entre las ganadoras del certamen de Palermo, que, después de 24 ediciones ininterrumpidas, dejó de celebrarse esta temporada.
Camino al campeonato, y ubicada en la 103ª posición del listado mundial, Díaz-Oliva (6ta. preclasificada) había vencido sucesivamente y sin perder sets a la alemana Nina Duebbers (169ª) 6-3 y 7-5, a la ucraniana Tatiana Perebiynis (121ª) 6-2 y 6-4, a la búlgara Lubomira Bacheva (125ª) 6-4 y 6-1 y a la eslovaca Henrieta Nagyova (2ª, 53ª) 6-2 y 6-3. Paola Suárez, máxima candidata del tradicional torneo, se había retirado en semifinales tras caer 7-5 en el primer parcial con Zvonareva.
42ª del mundo en 2001, top 60 regular durante varias campañas, y con un juego agresivo y aguerrido desde el fondo de la cancha, Mariana forma parte de un grupo reducido de seis argentinas que han sido campeonas WTA en individuales. Junto a ella se encuentran Gabriela Sabatini (27 éxitos), Paola Suárez (4), Gisela Dulko (4), Mercedes Paz (3) y Federica Haumüller (1).
Mariana y su emocionante partido versus la ex top ten Habsudova en Buenos Aires. Aquel encuentro de Fed Cup la signó como una tenista copera y luchadora, potenciándola en su carrera.
"Son pocas las jugadoras argentinas que ganaron un titulo WTA y me siento muy afortunada de ser una de ellas. No es fácil mantener el nivel, el físico y la cabeza durante cinco partidos seguidos", opina Mariana, quien es también una de las referentes históricas del equipo argentino de Fed Cup, competencia en la que comenzó a cobrar reconocimiento en su sorprendente partido ante la eslovaca Habsudova en Buenos Aires 1998 (ver video arriba).
Con 26 años, y numerosas batallas a cuestas en su profesión, Mariana Díaz-Oliva transitaba un 2002 en el que el foco de atención de nuestro tenis femenino estaba dirigido a Paola Suárez y Clarisa Fernández, que venían de brillar en Roland Garros. En Italia, sin embargo, Mari ganó protagonismo, alcanzando con determinación, orgullo y amor propio su añorado objetivo, ganándose definitivamente con su título un lugar entre los héroes incuestionables del tenis argentino.
"Siempre luché por llegar más lejos de lo que la gente creía que yo era capaz. Ganar Palermo fue un sueño hecho realidad y totalmente merecido. Nunca fui una jugadora con mucha facilidad. Mis pilares siempre fueron el físico, la cabeza y por supuesto la garra incondicional".
- Agradecimientos: a Mariana, por su disposición y colaboración para esta nota y a Gaspare Lo Voi (Country Time Club del Palermo) y Oliviero Palma (director del torneo) por enviar una foto que todos los seguidores del tenis femenino argentino todavía no habíamos podido ver.
- Más sobre la carrera de Mariana, en este perfil y en nuestro canal en Youtube.