viernes, 3 de octubre de 2014

Inés Gorrochategui: la destreza en escena

El mejor torneo de Inés: cuartos en Roland Garros '94: cayó con su amiga Graf.

Allá por 1996, en pleno inicio de este idilio con el tenis femenino, encontré entre las revistas guardadas en casa un artículo con una foto de una jugadora por mí desconocida cuya nota al pie decía:

"La cordobesa Inés Gorrochategui en una temporada decisiva. Tiene todo el potencial para colocarse entre las top ten. Empezó mal. Se lesionó en Hobart, Australia".

A los 15 años, destacada como una
de las mejores juveniles del país.
La vieja publicación, de Enero del '95 y que aún conservo, me sorprendió positivamente. ¿Por qué nadie me había informado que, además de la excepcional Gaby Sabatini, recientemente retirada, contábamos en nuestro país con tenistas de tan buen nivel? Inmediatamente después, o casi al mismo tiempo, fui descubriendo jugadoras como Florencia Labat -número uno argentina al momento de hallar la revista-, Bettina Fulco, Paola Suárez, Mercedes Paz y Patricia Tarabini, por nombrar algunas.

Sin embargo, el caso de Inés es distintivo. Inmerso en el entusiasmo y motivado por el encuentro con otra realidad -aquella en la que existían más jugadoras nacionales destacadas por fuera de Gabriela- seguí buscando información y tropecé con otro dato asombroso: Gorrochategui se había ubicado entre las mejores 20 tenistas del mundo en 1994, más precisamente 19ª del ránking a finales de la mencionada temporada. 

"Potencial de top ten", "un juego parecido al de Gaby", "un tenis muy potente y dúctil, acompañado por dos piernas muy rápidas", los periodistas de entonces no ahorraban elogios al momento de describir las características sobresalientes de la cordobesa, quien ya había logrado victorias resonantes sobre varias tops como su admirada Martina Navratilova, Natasha Zvereva, Anke Huber, Mary Pierce, Helena Sukova, Iva Majoli, Zina Garrison, Julie Halard, Irina Spirlea y Lindsay Davenport.

Un tiempo después -Internet mediante- pude organizar mejor las actuaciones más importantes de Gorro. Finalista de Roland Garros juvenil y del WTA de París en 1991, subcampeona en dobles del US Open e ingreso al Masters de la especialidad en 1993, final en el WTA de Auckland, cuartos de final de Berlín y Roland Garros en 1994, top ten en duplas y octavos de final de Wimbledon en 1995, triunfo sobre Mary Joe Fernández en 1997, final en el WTA de Varsovia y número uno argentina en 1999 conforman algunos de los resultados más notorios de quien también integró en diversas ocasiones el equipo argentino de Fed Cup y disputó los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Jugando Roland Garros Jr. '91, donde fue finalista.
Ese año también hizo final en el WTA de París.
Pero además de su capacidad dentro de la cancha, con un tenis habilidoso que logró ubicarse dentro del primer nivel internacional, otro aspecto recurrente en la trayectoria profesional de Inés fueron los problemas físicos y las subsiguientes operaciones: muñeca derecha y ambas rodillas. Obstáculos que le quitaron continuidad a una jugadora que, en condiciones óptimas, supo plantarse de igual a igual ante cualquiera de las mejores jugadoras del mundo. Esas mismas lesiones, sumado al lógico desgaste mental venidero, la llevaron a retirarse a comienzos de 2000 con 26 años, curiosamente, la misma edad en la que su amiga Sabatini abandonó la competencia. 

Tras aquella primera foto en una revista archivada, llegó la ocasión de verla jugar en directo y en algunos videos de la web. Facilidad y profundidad en sus golpes, definición de los puntos en la red y un estilizado revés a una mano eran parte del completo y prodigioso repertorio de Inés Gorrochategui cada vez que ingresaba a los courts, en todas las superficies. Una exposición de talento que ninguna lesión podía aplacar. 

La pasión y el interés por la que fue su profesión durante más de una década sobrevivieron al desgaste corporal y anímico y actualmente, en 2014, a 20 años de su mejor temporada en el circuito WTA, Gorrochategui dirige su exitosa Academia deportiva en Villa Allende, en su Córdoba natal, provincia donde está asentada junto a su marido y sus hijos. Además, ya hace un tiempo largo, entrena y colabora con algunas de las jóvenes tenistas más destacadas del país, entre ellas, la también cordobesa Sofía Blanco.

Podría pensarse que, a pesar de los contratiempos, su carrera terminó bien. Con la decisión de dejar atrás el malestar causado por los golpes físicos, y la tranquilidad de haber intentado todo para alcanzar sus objetivos, Inés concluyó uno de los recorridos más exitosos dentro de la historia del tenis femenino argentino y sudamericano:

"No pude cumplir el sueño de estar entre las diez mejores jugadoras del mundo, pero pude darme muchos gustos, conocer mucha gente y ganar partidos muy importantes que quedan en la memoria".

En los Juegos Olímpicos de Atlanta '96 derrotó a la favorita Pierce en segunda ronda.
Una de las mejores experiencias en la carrera de Inés.


  • Fuentes e Imágenes: Archivo personal Revista El Gráfico; Roland Garros: la enciclopedia (1999); Anuarios y perfiles de la WTA. 



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