viernes, 17 de julio de 2015

Una pasión inagotable


María y Paula, amigas y medallistas. 

Con la medalla de bronce obtenida por María Irigoyen y Paula Ormaechea en el dobles femenino tras el retiro por lesión de Brasil, concluyó el jueves la participación del tenis argentino en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. 

La última alegría de las chicas en Canadá, legitimada por cierto luego de un muy buen triunfo ante las duras estadounidenses en cuartos de final, reflejó además la camaradería que reinó durante toda la semana de actividad en el equipo argentino de tenis, liderado por María José Gaidano y Martín Vassallo-Arguello y completado por los también medallistas Facundo Bagnis y Guido Andreozzi (oro con María en dobles mixtos). 

"Es una sensación súper rara, es feo que un colega se lesione, pero creo que es un premio al esfuerzo, estoy feliz, tenía ganas de ganar más que nada por Paula que es la única del equipo a la que le faltaba una medalla. Todo el equipo trabajó espectacular, estuvimos muy unidos", contó Mery después de lograr el bronce, su tercera presea panamericana. Y Ormaechea, feliz con su primer podio en la competencia, agregó: "lo que más contenta me pone es que es una medalla más para Argentina. Nos vamos todos muy contentos, todos dimos lo mejor y me llevo una medalla en dobles, y nada mejor que con mi amiga. Fue una semana inolvidable, la mejor experiencia que me tocó vivir como deportista hasta el día de hoy".

Esta sastisfacción y encanto sentidos por las chicas al formar parte de un evento superlativo en el que no sólo representan a Argentina, sino que también conviven con otras disciplinas y atletas, se transmite a los que seguimos al tenis en particular y se extiende además a aquellos espectadores más ajenos al deporte de las raquetas.

El equipo completo de tenis en Toronto: la delegación más ganadora en su deporte. 

En los Panamericanos, y a diferencia de lo que ocurre en el evento Olímpico, hay compatriotas en acción prácticamente en todos las pruebas y uno se descubre, excepcionalmente, viendo o escuchando con interés resultados de natación, gimnasia o vóley. Con interés y emoción por cada presentación albiceleste. Y eso mismo le sucede a muchos que no se preocupan habitualmente por el tenis: los triunfos de María y Paula, por ejemplo, fueron celebrados por el público tenístico pero, también, felizmente, por muchas otras personas menos conocedoras de esta actividad.

En ese contexto, fue gratificante contemplar los éxitos de Irigoyen y Ormaechea, aportando medallas al tenis pero, más globalmente, sumando sus preseas a las decenas logradas por Argentina en el medallero. También resulta muy agradable que sus nombres resuenen en los medios masivos, aparezcan destacados en los diarios o centralizados en los portales web y que, especialmente, lleguen al conocimiento y al corazón de tanta gente.

Cada cuatro años, los Juegos Panamericanos representan una pasión que no se apaga. Cada edición renueva el espíritu inagotable de alentar a nuestros deportistas profesionales y amateurs, quienes, concentrados en una misma ciudad, luchan como guerreros épicos y se esfuerzan por lograr premios para su país. Esa mística que nos entusiasma y que tanto disfrutaron nuestras tenistas, ganadoras resplandecientes entre la multitud de atletas.



  • Fotos: Prensa COA y Facundo Bagnis.

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