Nuevamente, y como viene sucediendo cada vez que tienen lugar, los Women's Circuits disputados recientemente en el país representaron un escenario favorable para el crecimiento del tenis femenino argentino en varios de sus niveles.
Así como había ocurrido en Rosario en el mes de Mayo, los tres torneos ITF acontecidos estas semanas en Buenos Aires y Córdoba confirmaron una vez más la importancia que tiene su realización tanto para las jugadoras más asentadas en el circuito profesional como así también para las tenistas más jóvenes que, aún compitiendo en categorías juveniles, comienzan a insertarse en el profesionalismo.
Para dar muestra de esta situación, los números son claros: cada uno de los tres torneos contó con más de 20 tenistas locales en los cuadros principales conformados por 32 jugadoras, sin mencionar la gran cantidad de argentinas inscriptas en las clasificaciones de dichos certámenes.
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Nadia Podoroska sigue ascendiendo.
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Pero, como manifestábamos, estos campeonatos también resultaron valiosos para muchas de las juveniles argentinas. Nadia Podoroska, una vez más, confirmó su potencial ganando 10 puntos con los cuartos de final en Academia Dulko Tenis y con su primera semifinal profesional en Villa Allende. A los 15 años, la rosarina que se ubicará entre las mejores 700 tenistas del mundo, sigue estableciéndose como la líder de una camada que sorprendió en estos campeonatos: Ana Victoria Gobbi-Monllau (también de 15), alcanzó los cuartos de final en el primero de los torneos superando a la favorita alemana Nowak, Stephanie Petit (16) llegó a octavos en Pilar y Córdoba, y las propias Julieta Estable (15) y Luciene Benitez-Boiero (14) sumaron su primer punto WTA en Córdoba y Tigre, respectivamente.
A su vez, jugadoras algunos años mayores como Victoria Bosio y Francesca Rescaldani, también tuvieron experiencias positivas. Vito (17 años), sumando 8 puntos que incluyeron semifinal en Highland, ubicándose por primera vez top 550 del mundo y ganando también su primer título profesional en dobles junto a Pella en la Academia de Inés Gorrochategui, y la cordobesa (18) realizando un buen certamen justamente en Villa Allende, donde accedió hasta cuartos de final superando en primera ronda nada menos que a la chilena Fernanda Brito, campeona en las dos primeras etapas.
Asimismo, el dobles fue otro motivo de alegría para las argentinas. Además de Bosio y Pella, Andrea Benítez ganó en Highland Park junto a la chilena Camila Silava y Sofía Luini y Guadalupe Pérez-Rojas alcanzaron la final en Academia Dulko Tenis. Aranza Salut, en Pilar, y Benítez/Luciana Sarmenti en Villa Allende, también disputaron la definición en duplas.
Con un marco de público en crecimiento y buena difusión de los organizadores, los torneos ITF nacionales, lo hemos dicho, presentan a las jugadoras locales grandes ventajas: económicas, personales y profesionales. Pero también, la presencia de estos campeonatos trasciende incluso a las propias competidoras. Son, creo, un lugar de resistencia que aloja un ideal todavía mayor: la permanencia del tenis femenino argentino en un nivel competitivo internacional. Defender un sector del deporte que, con ilusión, esfuerzo y tenacidad, busca regresar a la elite del tenis mundial.
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