En Roland Garros '74, Giscafré se convirtió en la primera argentina semifinalista de Grand Slam. |
Hasta el año 1974, y con varias decenas de ediciones en su historia, el siempre célebre torneo de Roland Garros no había contado con ninguna representante argentina en sus instancias decisivas de los individuales femeninos.
Grandes nombres de nuestro tenis como Mary Terán de Weiss, Norma Baylon y Graciela Morán lo habían intentado, sin lograr superar los cuartos de final. En efecto, hasta la mencionada temporada, ninguno de los cuatro Grand Slams tuvieron jugadoras nacionales entre sus semifinalistas.
Pero en Junio del '74 se iba a quebrar el vacío. La virtuosa y temperamental Raquel Giscafré, con 25 años y un juego completo, protagonizaría su mejor Roland Garros, plantándose en las semifinales del importante certamen francés luego de derrotar a la italiana Papale 7-6 - 6-0, a la británica Coles 6-1 - 7-6, a la local Fuchs (vencedora de la segunda favorita Virginia Wade) 6-4 - 6-3 y a la alemana Ebbinghaus 7-5 - 6-7 y 6-3.
"Tuve suerte, es cierto. El sorteo de los partidos me favoreció y la eliminación de Wade también. Pero creo que jugué bien, con tranquilidad y sabiendo qué hacer ante cada rival", le contaba a la Revista El Gráfico tras su destacada actuación quien estuvo entre las primeras quince jugadoras del mundo. "Llegar hasta las semifinales aquí fue de lo más lindo que me pasó en el tenis".
Hoy, cuatro décadas después, la protagonista comparte con Tenistas Argentinas: "Mi cuartos de final contra Katja Ebbinghaus de Alemania fue un partido peleado a muerte, terminé cansada, me tenía que recuperar para jugar la semifinal el día siguiente. Me dieron masajes los geniales masajistas del torneo. Cuando llegué a la semifinal de singles pensé: 'qué buena oportunidad para ganarle a mi némesis Olga Morozova'. Le había comentado a la prensa que el partido 'habría que verlo', yo sabía que podía ganarle".
Sin embargo, la mencionada rusa Morozova, de notable desempeño y vieja conocedora de la santafesina, pondría fin al avance de Raquel imponiéndose 6-3 y 6-2 en la cancha principal del campeonato. Morozova ya había superado a Giscafré en la definición juvenil de Wimbledon de 1965 y caería en la final del torneo parisino con Chris Evert, quien conseguiría así su primer Grand Slam.
Luego de su derrota, la argentina se sinceraría: "Nunca sentí tanta soledad, ni me pareció tan frío todo. Pensaba que toda esa gente me estaba mirando a mí y cada vez jugaba peor. Nunca había estado en el court central y allí todo es distinto. Se pierde la noción del tiempo y la distancia con relación a las otras canchas. Lo único que deseaba era que el partido terminara y me pareció que duró un siglo. No me pude concentrar en todo el tiempo que estuve dentro de la cancha, tenía las piernas duras y cometí error tras error".
Recordada y reconocida por su actitud liberal, su vestimenta hippie y su participación en el proceso de creación de la WTA, Raquel también es la primera compatriota que logró clasificar a un Masters de singles a comienzos de 1975, gracias a lo realizado en su campaña del año anterior.
"Me gusta mucho viajar, conocer cosas, lugares y gente. El secreto es tener amigos fuera del tenis. Estando sólo en el ambiente del tenis uno se embrutece", había declarado en una nota del '73 la apasionada de las motos, que dirigió el importante WTA de San Diego a lo largo de más de dos décadas. Y agregaba: "A mí con tres pilchas, una raqueta y la libertad de elegir a dónde ir, me basta para ser feliz". Su personalidad inquieta, transgresora y abierta a otros intereses más allá de su profesión, conquistó en París un lugar en la historia grande del deporte argentino. Un terreno exclusivo que luego sería animado frecuentemente por Gabriela Sabatini y del que además formaron parte Clarisa Fernández y Paola Suárez, únicas cuatro tenistas del país que han alcanzado semifinales en el legendario Roland Garros.
"En estos momentos estoy organizando mi viaje a París. La llevo como invitada a Gail De Weese, quien fue jefa de voluntarias del Acura Classic durante veinte años. Manejó 700 voluntarios cada año del torneo. Es la primera vez que viaja a Europa", concluye.
En 1975, Guillermo Vilas jugaría su primera final de Grand Slam en Francia, antes de lograr allí su título Major inicial en el '77. Pero Raquel Giscafré, siempre a la vanguardia, se había adelantado a Vilas, Gaby o al propio Gastón Gaudio, exhibiendo un año antes los colores albicelestes en los primeros planos del tenis mundial. Ella fue, cuarenta años atrás, precursora de tantas alegrías argentinas en Roland Garros.
- Más sobre la gran Giscafré, en este post.
- Fuentes e imágenes: Archivo personal Revista "El Gráfico"; Raquel Giscafré; Hemeroteca Mundo Deportivo; ITF; Libro "Ayer y Hoy. El gran tenis argentino" (Clarín).
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